12/8/11

Relato de un náufrago

Titulo: Relato de un náufrago
Autor:Gabriel García Márquez
Editorial:Sudamericana

        El 28 de febrero de 1955, ocho miembros de la tripulación del destructor Caldas cayeron al agua a causa del contrabando que sobrecargaba el buque. Aunque el gobierno  atribuyó el naufragio a una tormenta en el Caribe, lo cierto es que no hubo tal tormenta y que la negligencia fue la única responsable de la catástrofe. La denuncia supuso la clausura del periódico, la caída en desgracia del marino y el exilio de Gabriel García Márquez en París.
         El destructor Caldas y su tripulación habían pasado ocho meses en el puerto de Mobile, Alabama, a raíz de las reparaciones que se efectuaban en el buque. El marinero Velasco repartía su ocio entre su nueva novia, Mary Address, y diversos métodos para matar el tiempo con sus compañeros.Viendo la película El motín del Caine, los marineros colombianos experimentaron cierta inquietud ante las escenas de una tempestad. Como si de una premonición novelesca se tratara, Velasco albergaba recelos sobre el inminente regreso del destructor a su base en Cartagena.
      A unas doscientas millas del puerto, la sobrecarga situada en la cubierta del buque se desprendió a causa del viento y del oleaje y se llevó al agua a ocho marineros. La desgracia quiso que Velasco fuera el único que alcanzara a nado una de las balsas arrojadas por el destructor. Impotente, nada pudo hacer por sus compañeros, que se ahogaron a pocos metros de donde él estaba.Mientras el buque de guerra proseguía su rumbo sin detenerse (llegó a su base con puntualidad), el náufrago esperó inútilmente que le rescataran con rapidez. En una balsa a la deriva, desprovista de víveres, en compañía de su reloj y tres remos, resistió durante diez días la sed, el hambre, los peligros del mar, el sol abrasador, la desesperación de la soledad, únicamente con su instinto de supervivencia. 

     El naufragio de Velasco constituyó una estremecedora experiencia de la soledad, tema predilecto en la literatura de Gabriel García Márquez.Tras sobrevivir a una tempestad durante el séptimo día de deriva, Velasco afirma: "Después de la tormenta el mar amanece azul, como en los cuadros". Con el registro eficaz del periodismo, reconstruyendo la odisea del marinero, Gabriel García Márquez se esfuerza precisamente en hacer verosímil una realidad que de tan asombrosa y terrible pudiera parecer imaginaria. 

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